Ibermática Bizkaia - Resumen del 2015



Estimados compañeros:

Comenzamos un nuevo año y quisiéramos aprovechar la ocasión para compartir con todos vosotros nuestra visión acerca de lo sucedido en nuestro centro de trabajo durante el 2015, especialmente en materia de derechos laborales, ya que nos parece una buena manera de complementar la actualidad informativa que periódicamente publica la dirección.

Un año más, y sobre todo desde que ProA Capital, acompañados por nuestros directivos, adquirieron la mayoría de las acciones de la compañía, hemos asistido a un continuo proceso de precarización de las condiciones laborales. Es cierto que, afortunadamente, el número de despidos en el año que ha terminado se ha reducido significativamente con relación a los años anteriores. Sin embargo, la dirección parece que ha encontrado otras maneras, menos traumáticas, de mejoras sus márgenes de beneficio a costa, por supuesto, de todos nosotros aprovechando ese argumento de mínimos, tan típico de épocas de crisis, de si, ya sé que el trabajo es poco interesante, pero peor se está en la calle, ¿no?.

De esta forma, durante el año pasado, asistimos a la consolidación de la metodología Lean IT. El término Lean, en inglés significa esbelto, sin grasa y, aunque en origen estaba asociado a procesos productivos de bajo valor añadido como las cadenas de montaje, hoy en día se aplica en diferentes ámbitos para definir una filosofía de trabajo basada en la mejora de la calidad y la eliminación de despilfarros (entendiéndose por despilfarro todo aquello que no es lo suficientemente eficiente, según el criterio que establezca la organización). Nos da la impresión de que la dirección se ha centrado en el término despilfarro y, en una interpretación extrema de esta filosofía, está consiguiendo que en algunos casos desaparezcan incluso las personas. Así, se ha reducido de manera importante el tamaño de algunos equipos que prestan determinados servicios a clientes, lo que se ha traducido en una pérdida de calidad del servicio ofrecido, con las inevitables quejas. Y claro, en el otro lado de la balanza se encuentran todos nuestros compañeros, sometidos a una cada vez mayor presión psicológica por la sobrecarga de trabajo y falta de motivación por las escasas expectativas profesionales que perciben.

Por otra parte, hemos asistido a la generalización del término Factoría, aplicado tanto al ámbito del software como de sistemas, y que podría derivar en una devaluación del capital humano al ofrecer servicios de menos valor añadido (recordemos, por ejemplo en el ámbito del software, la diferencia entre consultoría  y factoría, donde en el primer caso se abarcaría el ciclo completo de vida del software, incluyendo la toma de requisitos y el análisis funcional, no siendo así en el segundo caso) o, si no se dimensionan correctamente los equipos de trabajo, repercutiendo en la calidad del servicio y en las condiciones laborales de quienes lo prestan, como se ha apuntado anteriormente. Creemos que estas cuestiones son lo suficientemente significativas e importantes como para que todos reflexionemos acerca del futuro que queremos para nuestra empresa.

Por supuesto, una filosofía basada en la eliminación de despilfarros tiene sus consecuencias en materia de formación, cada vez más reducida. Aunque entendemos que no haría falta, hemos de recordar que el activo más importante de esta empresa somos todos sus profesionales y que para hacer frente a los retos que plantea un entorno que tecnológicamente evoluciona tan deprisa, es necesario un esfuerzo por parte de TODOS, en materia de formación continua, acorde con las líneas de negocio presentes y futuras.

Y cómo no, por último y no menos importante, la reducción de costes en limpieza. Gracias a este ahorro, vemos cómo el polvo se acumula sobre nuestros armarios y mesas mientras el papel secamanos escasea en los baños.

Hasta ahora hemos hablado únicamente de reducción de costes. Ahora nos queremos centrar en las consecuencias que dicha reducción tiene sobre todos los profesionales. Hemos comentado las que los nuevos métodos de trabajo están teniendo sobre nuestros compañeros, y nos da la sensación de  que éstas se extienden también a algunos de los responsables de los mismos: donde antes había personas con las que se podía mantener una relación laboral basada en el respeto, hoy en muchos casos solo hay responsables malhumorados, cabizbajos y para los que sus subordinados son simples números. Evidentemente, entendemos que este trato cada vez más impersonal no surge de la noche a la mañana y nos preocupa el deterioro del clima laboral que podría derivarse de este tipo de conductas.

En este deterioro del clima laboral también influyen, por supuesto, los frecuentes incumplimientos por parte de la dirección de nuestro Convenio Colectivo, firmado a comienzos de año, y especialmente en lo relativo a la conciliación de la vida familiar y laboral, regulado en el artículo 16 (reducciones de jornada). En este sentido, durante el año pasado, nos han llegado noticias de otros centros acerca de despidos de compañeras en reducción de jornada por cuidado de sus hijos y, en nuestro centro son habituales las presiones de diferentes tipos a este colectivo de profesionales, lo que en la práctica supone un claro ataque a un derecho que trasciende el ámbito de esta empresa (repetimos, DERECHO, no PRIVILEGIO).  

También merecen una reflexión las horas extraordinarias, reguladas en el artículo 21. En la mayoría de las veces estos sobreesfuerzos sirven para tapar el déficit de trabajadores asignados a un proyecto y además, como habitualmente estas horas no son compensadas en su integridad (según lo pactado en Convenio), puede darse la paradoja de resultar incluso más económicas que las horas efectivas de trabajo. Desde la dirección continuamente se nos pide proactividad e implicación pero, por supuesto, si puede ser gratis mejor… Por no hablar del creciente volumen de contratación de personal a través de ETTs.

En nuestra opinión, puede que a corto/medio plazo una mejor atención hacia los trabajadores de Ibermática, redundara en un menor beneficio económico y, por consiguiente en menores dividendos a repartirse entre los accionistas, aunque estamos convencidos de que el clima laboral se vería claramente beneficiado. Es bien conocido que los profesionales motivados e implicados con la empresa aumentan su productividad, evitándose al mismo tiempo la pérdida de talento. De esta forma, entendemos que a medio y largo plazo se conseguiría una Ibermática con profesionales motivados, implicados en sus proyectos y orgullosos de formar parte de Ibermática, aumentando su valor -recordemos que el activo más importante de esta empresa son sus profesionales-. Lamentablemente, y a la vista de los hechos, parece claro que la visión de la dirección es mucho más cortoplacista y obedece a otro tipo de intereses.

Por último, queremos aprovechar la ocasión para desearos un feliz año nuevo y recordaros, como siempre, que nos tenéis a vuestra disposición para cualquier consulta.

Recibid un cordial saludo.

Comité de Ibermática-Bizkaia

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